"El fracaso es la oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia"

martes, 22 de marzo de 2016

T.1: ¿Por qué investigas, enfermera?

El primer tema es introductorio a la asignatura, y explica por qué es importante la investigación en nuestra profesión. Para no hacer un simple resumen me he informado un poco sobre cómo es actualmente la investigación enfermera en España y qué opinan al respecto los propios profesionales. 

Todavía un sector de nuestra profesión continúa dependiendo de la información obtenida en el grado y de experiencias personales para su desempeño profesional, con poca idea de la evidencia que aporta la literatura científica sobre su campo de interés. Esta situación ha propiciado que haya tanto enfermeras muy comprometidas y motivadas en el desarrollo de la disciplina y la profesión, como enfermeras menos motivadas y ancladas en una práctica rutinaria, para quienes investigación y evidencia suena a algo lejano y difícil. 

España tiene poco volumen de producción científica para Enfermería con 788 documentos y un impacto normalizado de 1,4, estando por debajo de la media mundial con respecto a la mayoría de otras áreas temáticas con visibilidad internacional. 
El porcentaje de publicaciones de documentos en revistas de Enfermería es del 21,65%. 
El lenguaje de publicación es en inglés en un 31% y 68% en español, algo que por razones evidentes minimiza mucho las posibilidades de trascendencia de dichas publicaciones. 

¿Dónde se investiga? 
Un 69% de los proyectos se distribuyen geográficamente entre tres Comunidades Autónomas: Madrid, Andalucía y Cataluña. Por tipo de centro, más de la mitad de los proyectos (52%) han sido desarrollados en centros asistenciales (en su mayoría hospitales) y un 25% en centros docentes (sobre todo, escuelas universitarias de enfermería).

¿Sobre qué se investiga? 
Las principales materias que han centrado el interés de los proyectos han sido personal sanitario, personal de enfermería, atención domiciliaria y patologías. 

Luego parece que Enfermería aporta conocimiento científico, pero evidentemente la situación puede mejorar. 

 El simple hecho de observar como parte del método científico aporta una valiosa información a la enfermera sobre cómo está siendo su trabajo y sus repercusiones en el paciente. Esto, entiendo, conlleva una mejora inminente en su actuación. 

Un tema que está propiciando numerosos debates es la atención a las víctimas de violencia de género. Según un estudio realizado por la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería, FUDEN, las víctimas de la violencia de género que acuden a cualquier tipo de centro sanitario echan en falta una "atención personalizada". Bastantes asociaciones son las que hacen hincapié en una formación enfermera más rigurosa como principal herramienta para el cambio. Para poder efectuarlo es imprescindible desarrollar la investigación enfermera, ya que en un alto porcentaje de casos las mujeres víctimas de violencia de género acuden en primer lugar al profesional de enfermería. Desde mi punto de vista, este primer contacto con el profesional sanitario es de gran importancia, ya que en función de éste, esa persona va a buscar ayuda o no, y esto va a depender de la confianza y la seguridad que se le dé. 
 Por tanto, es obvio que es importante que la persona que esté detrás de la puerta sea capaz de conocer qué mensaje y qué síntomas indican la existencia de malos tratos y cómo deben abordarse en las mujeres. El objetivo es realizar un diagnóstico precoz del problema. 
Parece entonces lógica la demanda de una investigación por parte de enfermería que evidencie qué medidas son más o menos efectivas. Pero esto no es más que un ejemplo; en definitiva, estaríamos investigando para dar con las mejores estrategias de actuación frente a un caso en concreto. De la misma manera, podemos extrapolar esto a todos los puestos de trabajo y a todas las tareas asistenciales que se pueden desempeñar. Por tanto, se convierte en necesaria la inversión en investigación, así como en formación, ya que en la mayoría de los casos hablamos de situaciones muy trascendentales. 

 Durante mi recopilación de información acerca de las inquietudes de nuestro colectivo sobre el tema, una pregunta que encontré en un foro en el que se hablaba sobre la capacidad de las enfermeras para ser partícipes de la investigación en su propio puesto de trabajo fue: 

“Si las enfermeras tenemos competencias para mejorar la comunicación, participación y obviamente, la humanización, ¿por qué seguimos pensando que esto es opcional o complementario?”. 

Quizás el problema que encuentran las enfermeras a las que les gustaría hacer aquello que la sociedad les demanda es que tienen unas tareas muy concretas a las que deben ceñirse. Ellas exponen que no tienen tiempo para observar e incluso para hablar con el paciente como les gustaría, profundizando en su caso particular. Pienso que esto es algo que no solo está en manos de la formación (del grado), ni siquiera en manos del propio profesional. Indiscutiblemente hay aspectos que deben cambiar a nivel general para que un mayor número de enfermeras decidan dedicarse a investigación. Ya simplemente el hecho de querer ser más observadoras, de indagar y de basar su práctica en función de determinados resultados y experiencias es algo para lo que el profesional tiene obstáculos, debido a la sobrecarga de trabajo o a las tareas limitantes de las que hablábamos, que hace que tengan que ceñirse exclusivamente a ellas.


También hay respuestas para las que “no tienen tiempo”: “Si no tienes tiempo para investigar, al menos dedica unos minutos para leer resultados de investigación. Sé que la palabra “investigación” puede resultarte demasiado fuerte, pero leer documentos muy concretos, donde se resumen de manera clara las últimas investigaciones puede ayudarte en tu día a día” 

Como conclusión, las enfermeras, al menos aquellas que se hacen visibles a través de la red, parecen tener claro la importancia de basarse en la evidencia científica a la hora de mejorar la asistencia clínica.  He podido leer a muchas especulando sobre cómo será la enfermería en un futuro, y en todos los textos aparece el término investigación.

¿Es necesario que todas las enfermeras investiguen? No. ¿Es necesario que todas estemos al tanto de los últimos hallazgos de la investigación en nuestro campo de práctica particular?, rotundamente sí.

 Todas deben tener un interés por la investigación, aunque las experiencias personales juegan un papel muy importante, ya que no es fácil extrapolar los datos de investigación en enfermería al ser algo muy contextualizado; es decir, el trato de la enfermera con el paciente es algo muy personal, cada paciente es un mundo, pero el hecho de trabajar en torno a una evidencia científica hace que nos cuestionemos la práctica, y dudemos de lo cotidiano, algo que inevitablemente acaba forzando un cambio. El disponer de tiempo para la búsqueda de resultados de investigación es fundamental, pero también es necesario tener conocimiento sobre el proceso de los cuidados basados en la evidencia, saber dónde buscarlo y tener una actitud positiva ante este proceso. Por supuesto, tener los medios necesarios tanto en la búsqueda como en la incorporación a la práctica, por lo que las instituciones sanitarias y políticas juegan también un papel importante. Por último se precisa, además, poseer conocimientos en metodología de investigación. Con todo ello, se sobreentienden las barreras y los elementos facilitadores que pueden afectar a este proceso.

jueves, 17 de marzo de 2016

El curioso caso del estudiante que tuvo nota para medicina y estudió enfermería.


No es mi caso, de hecho me costó entrar aquí; concretamente dos años, que empleé en obtener mi título de Técnico de Laboratorio de Diagnóstico clínico. Entrar con 20 años en la carrera parece llevar implícito que has “perdido” dos años de tu vida. Para nada, es posible que estos dos años atrás estén en el ranking de las tres cosas más útiles que he hecho hasta ahora. Mi intención era, como lo llaman los profesores, "utilizarlo como puente" para entrar en enfermería, lo elegí casi sin saber de qué iba y acabó convirtiéndose en un antes y un después. Conocí a gente que me hizo cambiar la forma de pensar e incluso de actuar; tomé conciencia, y me di cuenta de que siempre puedes aspirar a más si te lo propones. Por cambiar, cambié hasta mi forma de estudiar, y empezó a irme bien. Aprendí de todos los profesores, tanto de los buenos como de los malos, aunque de estos últimos más.

Durante las prácticas utilizábamos cualquier rato libre para estudiar Selectividad por tercera vez (esa prueba en la que te juegas tu futuro en un solo examen y esperas que tu corrector haya tenido un buen día) en la cafetería del hospital. Fue una experiencia estresante pero satisfactoria. No puedo decir que volvería a pasar por ahí, pero tuvo su encanto, y lo más importante… salimos vivas de aquello. Utilizo el plural porque en todo momento estuve acompañada (quizás de no ser así no estaría hablando bien de aquellos meses) por dos personas con las que ahora por tercer año consecutivo comparto clase.

Y entré aquí. Lo supe desde siempre, no quería estudiar otra cosa, y a veces me gustaría protagonizar ese curioso caso del título para demostrarlo.

Ya como alumna de enfermería de Cruz Roja de Sevilla y justo el día que se cumple un año desde que terminé Laboratorio, puedo decir que estoy donde quería estar y con mucho camino por delante para aprender y aprovecharlo al máximo.


Me gusta escribir, me gustaría aún más escribir bien, y aunque no era algo que estuviera entre mis planes hacerlo sobre la asignatura de ETIC y de forma obligatoria espero poco a poco ir cogiéndole el gusto a esto. Intento siempre entusiasmarme con todo lo que hago, aunque a priori parezca no ser muy interesante. Estoy segura de que esta asignatura es una de las más importantes y que acabaré dándome cuenta conforme avance… espero que el temario no me lo ponga muy difícil.